PRESENTACIÓN

Creo que es todo lo contrario. Quizá por este enlace protegido por el Estado hasta pueden asumir que son un “matrimonio” con todas las de la Ley. El resultado pues, es que veremos dos hombres o dos mujeres conviviendo íntima y privadamente bajo un mismo techo. Dejo a la imaginación del lector las hipotéticas escenas que pueden consumarse. Esto, a mi juicio, no sería el peor de los escenarios. Lo execrable es que esta pareja decidiera, también tener niños o niñas, adoptados o por vientres de alquiler, que ejercieran su infancia en este “hogar homosexual” donde el papá es un varón y la mamá otro varón. Oír (parafraseándolas palabras del Papa): “No apruebo tu unión homosexual en el seno de la Iglesia, porque los actos de esta naturaleza son intrínsecamente desordenados, pero sin embargo recomiendo que, en tales circunstancias, tu unión con otro varón la lleves a cabo en el ámbito de la institución civil que proceda para que no pierdas tus derechos”, en boca de cualquier autorizado personaje del Magisterio, no me suena bien. ¿Acaso se desconoce que la unión entre dos personas del mismo sexo, implícitamente, supone la práctica homosexual, condenada por la Iglesia? ¿Es que es de menor gravedad el nefando acto porque se ha consumado al amparo de la legitimidad civil certificada por el Estado? ¿Es que dos homosexuales dejan de practicar sus tendencias en este nuevo estatus jurídico? Aquí dejamos esta breve reflexión.

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